Del 1 al 3 de Octubre de 2016.
En nuestro camino hacia el sur de Corea, con objeto de llegar hasta Busán y desde allí volar a Japón, hicimos una parada en Daegu (pronunciado Tegu en coreano).
No queríamos alojarnos en otra gran ciudad y buscamos un AirBnB en la montaña. Un homestay, para convivir con alguna familia coreana era nuestro propósito y así encontramos la casa de Jimmy y su padre, por un más que aceptable precio de 28€/noche. Lo que no nos esperábamos era la gran sorpresa de encontrarnos con Lucas, un chico brasileño que estaba haciendo un workaway (trabajar a cambio de alojamiento y comida) en esta casa. Lucas además hablaba castellano y fue un descanso para la mente poder expresarnos en nuestro idioma materno durante los dos días que nos quedamos allí. La llegada fue un tanto estresante porque el lugar en la montaña no estaba bien señalizado y la taxista estuvo cerca de una hora hasta encontrar el lugar. Cuando soltamos las mochilas ya era la 1 de la madrugada. No obstante, es de rigor señalar la inmejorable bienvenida que nos dieron a pesar de la hora intempestiva. Jimmy nos preparó una cena improvisada a base de arroz y verduras y con la charla y el licor coreano, nos dieron las 3 de la mañana entre risas y canciones, el gran Lucas a la guitarra.
Con el único objetivo del relax y conocer mejor el día a día de una familia coreana afrontamos estos dos días de asueto. El padre nos enseñó un baile típico coreano a base de percusión de palmas y zapateado y se sorprendió por la facilidad con la que aprendimos. Le explicamos que en España somos muy de palmas y hacer ruido jejejejeje.
Al día siguiente nos invitaron al festival que celebran cada año los “quintos” del colegio del padre de Jimmy (que casi llega a los 60 años) pero no por ello han perdido las ganas de reunirse con sus antiguos compañeros de colegio. Chulísimo. En cuanto llegamos al colegio pudimos observar a cerca de 200 personas allí reunidas, con edades comprendidas entre 40 y 60 años. Nos invitaron a sentarnos en las mesas donde había comida y bebida como para 3 días y pudimos disfrutar de los “juegos olímpicos”, de las actividades de recreo y hasta de un partido de fútbol. Huelga decir que el brasileño -Lucas- y el español -Freddy- pusieron la nota de color futbolístico, haciendo las delicias con sus regates y goles.
Resumiendo, una suerte increíble poder asistir a un evento que se celebra una vez al año y coincidir justo con los días que pasamos en esta localidad de montaña. ¡¡Lucky People!!
En lo relativo a la gastronomía coreana, en Daegu probamos el snack más famoso de Corea del Sur: los gusanos de seda. Aunque a priori pudiera creerse que es un alimento poco apto para paladares occidentales, los gusanos en cuestión vienen fritos y salados, por lo que no tienen ni textura ni sabor desagradables. Tampoco nos entusiasmaron, aunque tuvimos que decirle a Freddytxu que dejase algo para los demás 😉
Para ver más fotos de Daegu y el homestay de Jimmy, podéis visitar nuestro Google Fotos.
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