Ya nos hemos ido. Han sido cuatro meses bastante ajetreados preparando y organizando este gran viaje. Me he sentido muy privilegiada al tener familiares y amig@s apoyándonos y motivándonos en este proyecto de viaje en familia.
Ya sabéis que no es un viaje de turisteo (aunque alguna turistada obligatoria caerá), sino un viaje pensado para crecer y vivir en familia nuevas experiencias. La primera que hemos experimentado es la de la comunicación con el resto del mundo. Inglés, inglés y más inglés.
Desde que nos subimos al avión nuestr@s hij@s han empezado a practicar y a darse cuenta de la importancia de saber este idioma.
Podemos estudiar en el colegio, ir a una buena academia, jugar en la tablet, hacer cursos a distancia, hay apps muy buenas y gratuitas, en definitiva… muchas facilidades para aprender inglés, pero muy a menudo se transforma en una obligación odiosa para nuestr@s hij@s. L@s más peques no están pensando en su futuro, ni en su carrera profesional, ni en un buen puesto de trabajo, ni siquiera en un viaje por el mundo donde necesitarán hablar inglés. Ell@s viven el AQUÍ y el AHORA y su vida ya es bastante estresante en cuanto a horarios, asignaturas, actividades extra escolares, compromisos familiares, etc.
Así que… ¿Qué mejor manera de motivarles que un viaje en familia?
Ell@s quieren relacionarse e interactuar con l@s demás niñ@s, quieren aprender a pedir la comida, quieren saber qué ha dicho el taxista, quieren saber cómo se pronuncia algo que han leído, en fin… muestran mucho interés. Continuamente nos preguntan: ¿cómo se dice tal? o ¿cómo se dice cual en inglés?. QUIEREN APRENDER!!
Algo positivo ya está ocurriendo. Aprovechemos esta oportunidad ya que nosotr@s también necesitamos practicar el inglés (a mí buena falta me hace).
«WE TRAVEL BECAUSE LIFE IS SHORT AND THE WORLD IS HUGE»
Susana Rodríguez.
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