Salir de la seguridad de nuestras vidas y conocer nuestras propias barreras personales puede ser un reto que nos ayude a descubrirnos, a experimentar nuevas sensaciones y a crecer. Todo esto, acompañada de mi familia me motiva enormemente, pues compartimos juntos nuevas y enriquecedoras experiencias.

Esto quiere decir que todo aquí es nuevo para nosotros, desde la comida, pasando por el clima, la gente, el tráfico, la moneda y llegando a los horarios, entre otras muchas diferencias en cuanto a nuestra vida cotidiana en España.

L@s niñ@s son los que mejor se adaptan a todo, ell@s siguen su vida tranquilamente o al menos eso demuestran. Y es que con 8 y 9 años tienen muchos menos prejuicios que los adultos.

Pero ahora llega cuando tengo que enfrentar una de mis barreras internas. ¿Por qué este viaje en familia por el mundo? Si nosotros vivimos en un pequeño paraíso, tenemos muy buenos amig@s, l@s peques disfrutan de su infancia y entorno y en general nos sentimos afortunad@s, ¿por qué cambiar? Pues la principal motivación que nos ha movido a este cambio temporal (además de que nos encanta viajar) es o son nuetr@s hij@s.

Nos gustaría que abrieran su mente al mundo, que conozcan las diferentes culturas y religiones de primera mano y sepan que todas son respetables, que vean cómo en muchos países conviven pacíficamente entre ellas. Que aprendan a comunicarse con las personas, que sepan adaptarse a diferentes condiciones de vida, que aprecien lo que tienen en cada momento, que superen sus miedos a lo desconocido, en fin…. Que sea otra forma de aprendizaje para ell@s y para nosotr@s.

Salir de la zona de confort tiene más recompensas.
Como mamá, este viaje tiene algunas ventajas, y me encantan!! 😉
Supermercado? Lavadora? Comida? Fregona? Trabajo? Peluquería? Ropa tendida? Deberes? Todos estos quehaceres se han esfumado y me siento relajada y con ganas de estar con Kayleigh y Freddy. No quiere decir que no vayamos hacer nada de nada durante nuestro viaje, simplemente sin agobios y dando prioridad a nuestra relación familiar.
Muy a menudo perdemos tanto tiempo en los quehaceres cotidianos que cuando llega la noche y nos acostamos nos acordamos del poco tiempo que hemos dedicado a nuestr@s hij@s y nos prometemos sintiéndonos algo culpables que mañana serán ell@s los protagonistas, pero al día siguiente volvemos hacer lo mismo, dando preferencia a las demás cosas.

Fuera de casa y de nuestro entorno, la escala de valores va cambiando y el bien estar de l@s peques se coloca en el nº 1.

Este video lo explica mejor que yo.

https://m.youtube.com/watch…

Susana Rodríguez.